BARI, ITALIA - 28 de Marzo de 1970, 23hs.-Yendo por la Lungomare Starita, en la esquina con Via Adriatico, se encuentra un hermoso restaurante llamado "Sottovento". El edificio es viejo, pero tan maravillosamente itálico que sentarse en una de sus mesas transporta al visitante a la edad de oro del cine italiano. En el interior, las mesas con sus manteles a cuadros rojos; en el frente del local, bajo un techo de parras, parejas bailando. En el pequeño escenario una banda en vivo que toca
"La Canzone del Sole" y al frente del edificio, avenida de por medio, una marina repleta de veleros con sus drizas tintineando. Más allá, la belleza de la Luna reflejada en el Adriático.
Los contrastes vuelven a confundirme. Me cuesta creer que tan cerca, hacia el este, esta guerra no declarada continúe. Y nosotros acá, llenos de pasta, langostinos y champagne, disfrutando de una breve licencia de 48hs.
- Jefe - avisa Pepper mientras vuelve a llenar mi copa, apartándome de los pensamientos.
A mi alrededor, buena parte de los pilotos del GAE. Mezcladas entre ellos, las amigas de Beatrice. La belleza italiana domina la noche y llama la atención, aunque solo parece tener ojos para Dogo.
Pepper termina la botella en la copa de Charrúa y vuelve a pedir otro champagne a la mesera.
- Ya les dije, a estos yanquis los vamos a fundir - ahora reímos todos, tratando que no se nos salgan los tallarines por las orejas.
El GU Dogo tomó demasiado. Le suelta la mano a Beatrice, se disculpa y va al baño. La morocha se acerca a nosotros y su sonrisa nos deslumbra:
- Questo è molto meglio della guerra, giusto?Otro vez maldecimos no saber hablar italiano.
- Nos pregunta si esto no es mejor que la guerra - el que nos vino a salvar es el GU Hacha, que copa de vino en mano se bambolea con la elegancia de un buen Chianti.
Todos asentimos y le agradecemos que haya podido viajar a Bari para encontrarnos. Y no solo por eso: también por haber traído a sus amigas.
La chica habla por los cuatro costados. Cuenta que hace poco llegó a Tarento el USS John F. Kennedy y quiere saber cómo se llama nuestro portaaviones.
- 25 de mayo...25 maggio... ARA 25 maggio - se apresura a contestar Hacha.
Beatrice encuentra gracioso el nombre y pregunta que tan grandes son los aviones que volamos.
- Muy grandes - responde Tucán.
La italiana sirve otra copa y vuelve con su curiosidad -
¿E come si chiamano gli aerei?Esta vez la entendimos. Pregunta que aviones volamos, como se llaman.
Alma apoya la copa y comenta con voz monocorde:
- Se llaman "avionzotes" y son más grandes que esta mesa.La chica parece no entender. Nos mira y suelta una carcajada. Voltea a su derecha, ve a Dogo saliendo penosamente del baño y sale corriendo a su rescate.
- Me parece que al guardiamarina no le va a salir ni un tiro esta noche - comenta socarronamente Pepper -
Che Castor, ¿porqué no vas y le hacés vos una "maneuver kill"?Todos reímos con ganas hasta que Charrúa me comenta algo por lo bajo: en el otro extremo del local, fumando y con lentes de sol (en plena noche) está el oficial de inteligencia, el Teniente Arteaga. ¿Quién lo habrá invitado?
La noche de Bari, frente al restaurante "Sottovento".