OPERACIÓN ZULU - 1970

Iniciado por GAE_Sepe, 23 de Octubre de 2021, 04:10:03 PM

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- Que calor que hace!!!.

Tigre, Tucán y Dogo estaban metidos hasta la cintura en uno de los piletones de lona de la cubierta de vuelo. La habían armado inmediatamente a popa de la isla. El lugar estaba bueno, porque no estorbaba a ningún movimiento, pero al reparo del viento fresco, era un infierno de calor.
La chicharra de operaciones aéreas sonó tres veces, indicando que un avión estaba en aproximación.
Todas las portas se abrieron y empezaron a salir los señaleros, los operadores de cables, la gente de combustible.

- ¿Quién viene? - Tucán había inspeccionado las trancas de los aviones esa mañana y sabía que todos los aviones estaban en la cubierta de abajo.

- ¡López! Vení. - Gritó Tigre.

El Cabo Primero López, operador de línea de combustible de la escuadrilla, se acercó ante el llamado de Tigre.

- Jefe... usted si que está bien.

- ¿Quien viene?.

- Un Tracker jefe. Viene un Tracker con gente de Buenos Aires. A lo mejor traen correo.

López salió corriendo, abrió uno de los gabinetes y tomó la manguera de combustible. Tigre lo perdió en el tumulto.

- ¿Salimos? – dijo Dogo.

- No. Bah, vos si querés andá, yo me quedo acá.

Apenas 20 minutos después se escuchó el ruido del Tracker. La pasada por la banda de estribor fue tranquila. El circuito de enganche se completó rápido y en menos de diez minutos, el Tracker estaba enganchado al cable 3.
Sepe pasó por al lado de la pileta. Llevaba el chaleco de señalero.

- ¡Que vida!.

- Cuando yo era michi también trabajaba. - Tucán y Tigre se rieron.

- ¿Quién vino en el Tracker?.

Sepe los miró a ambos y les dijo.

- El Capitán Arteaga. Viene a reemplazar al jefe de inteligencia de la FT.

Todos se miraron entre ellos. Arteaga había sido el oficial de inteligencia a principios de año, durante el conflicto en Albania.
Balker apareció desde adentro de la isla. Miró a los pileteros y se acercó.

- Gente, tengo reunión en Operaciones en media hora. Estén atentos, porque algo está pasando.

Tigre, Tucán y Dogo salieron de la pileta y tomaron sus toallas. Todos enfilaron para las cubiertas bajas.
Los camarotes de los pilotos estaban en la cubierta debajo del hangar. Para ser un barco tan grande, los camarotes realmente eran chicos.
Todos se cambiaron y empezaron a llegar de a uno a la sala de prevuelo. Solo faltaban Balker y Castor.

- Che, ¿que pasa? – preguntó Manri.

- ¿Viste el Tracker que llegó hace un rato? – respondió Dogo – Bueno, en ese vuelo, vino Arteaga.

El silencio inicial se fue perdiendo. El murmullo pasó a ser algo mas fuerte y en un momento, dentro de la sala no se podía hablar sin gritar.
Balker entró a la sala y se dirigió al frente, abriéndose paso entre los pilotos. Detrás de él, Castor iba llamando al silencio.

Cuando Balker llegó al frente, todos se sentaron.

- Buenas tardes señores. ¿Alguien no sabe que vino un Tracker? – silencio - ¿Alguien no sabe quien vino en ese Tracker?.

En la sala no volaba ni una mosca.

- Bueno, las cosas entre Zimbwana y Rodhita siguen escalando. Se han hecho algunos cambios a los cronogramas de instrucción. Nuestro plan inicial era ir a Zenaki, una base del norte del país, a unos 70 kilómetros de la costa. Todas las actividades se han desplazado a bases mas cercanas a la costa. Por si tenemos que salir con un poco mas de apuro. Por ahora es todo lo que puedo decirles. Entre mas tarde hoy y mañana, el Capitán Arteaga nos va a dar un briefing de la situación general, para ir entrando en tema.

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#5
Todos los pilotos estaban sentados en la sala de prevuelo. Solo tres asientos de la primera fila estaban vacíos. Esas sillas eran las de Balker, Castor y la del comandante del portaviones.
En la tabla a la derecha de cada asiento, todos tenían algún anotador y una lapicera.

- Pararse.

Todos los pilotos se pusieron de pie, dando frente al pasillo central. Cuatro figuras entraron a paso largo, en primer lugar, entró el Capitán de Navío Santiago Calderón, comandante del ARA "25 de Mayo". Detrás entraron Balker y Castor. El último en entrar fue Arteaga, ascendido a Capitán de Corbeta en algún momento entre Albania y las costas de África.

El Capitán Calderón saludó a los pilotos y todos tomaron asiento. Los tres primeros cubrieron los lugares vacíos, mientras Arteaga ocupaba el atril, ubicado al frente.

Abrió su maletín y sacó un casette de diapositivas. Un cabo de la sección inteligencia lo tomó y lo colocó en el proyector. Las luces se apagaron. Toda la sala quedó iluminada solamente por el proyector y una luz muy tenue, ubicada en el atril.

La primera imagen mostró un mapa



- Estos dos países son Rodhita en el norte y Zimbwana, en el sur. Los separa una cadena de montañas de entre 1.500 y 3.000 metros de altura. Nosotros nos dirigimos a Zimbwana.

Dio unos pasos y miró las imágenes con detenimiento.

- Ambos países fueron colonias inglesas hasta 1936. Originalmente fueron el Protectorado Inglés de África Central. Como siempre, cuando los ingleses se retiraron, el caos reinó en todos lados. Hubo una guerra entre las dos naciones sobre las que se estableció el protectorado. Después de 5 años de carnicería, dos líderes establecieron un alto al fuego y se repartieron el terreno, tal como lo conocemos ahora.

Arteaga hizo un alto y tomó un sorbo de agua.

- Rodhita se estableció como república revolucionaria, propagando ideas marxistas, pero con una casta gobernante absolutamente capitalista. El líder original, Atabu Bhuza, fue asesinado por su propio hijo, quien rápidamente tomó el poder con más brutalidad que su padre. Jaffi Bhuza gobernó entre 1946 y 1962. Perdió la vida en un extraño accidente de auto, que nunca fue debidamente investigado.



- El actual presidente de Rodhita, Samuel Bhuza, es el hijo de Jaffi y nieto de Atabu. Por supuesto, gobierna desde 1962 y si bien vive en la máxima opulencia, su pueblo vive en la máxima miseria. Actualmente Rodhita es solo superado en niveles de pobreza por Haití y Bangla Desh.

Otro sorbo de agua y pausa larga.

- Hasta hace diez años, Zimbwana era prácticamente igual que Rodhita. Los presidentes eran elegidos por votación, pero en forma fraudulenta y amañada. Luego de 26 años de corrupción generalizada, un partido político apareció de la nada y con un discurso moderado, arrasó en las elecciones. El presidente desde ese año, hasta hoy es el Dr. Akeem Mgobozi



- Las reformas de Mgobozi fueron inmediatas, pero tardaron unos años en ver sus frutos. Para 1965 la corrupción era escasa y las inversiones extranjeras empezaban a llegar lentamente. En este punto, el boom económico fue imparable.



- Por supuesto, todas las inversiones que llegaron a Zimbwana, se fueron de Rodhita, con lo que el contraste se hizo cada vez mas notorio. Hoy ambos países son absolutamente distintos. En esta diapositiva vemos a la cuenca petrolera de las virungas, una cuenca muy rica en petróleo de fácil extracción. Desde 1925 se han establecido innumerables sitios de explotación, con múltiples pozos a lo largo de ella. La gran desgracia para ambos países es que la cuenca se encuentra apoyada justo en la frontera y la diferencia en calidad de vida de un lado y otro del país ha tornado a la zona en altamente inestable. Ambos países poseen plataformas costeras, pero son de tecnología vetusta y muy ineficientes. Muy peligrosas también.

La luz de la sala se encendió, los ojos de varios se entrecerraron ante la cantidad de luz repentina.

Arteaga pronunció una frase final.

- A este lugar es a donde estamos yendo. ¿Preguntas?

Nadie levantó la mano. El capitán Calderón se paró, dio frente a los pilotos y tomó aire. Primero se volteó y miró al oficial de inteligencia.

- Excelente briefing Arteaga. Señores, nosotros no vamos a una zona de guerra, no esperamos una guerra entre estas dos naciones y aún si ocurriera, no habría causa para que nosotros participemos. Sin embargo, el nivel de tensión es alto. Les recomiendo no hacer bromas con esto a los pilotos de Zimbwana. Varios integrantes de sus fuerzas armadas han muerto en las escaramuzas y pueden tomárselo mal. Estén atentos y vamos a pasar dos semanas tranquilas.

-Pararse – Ordenó Balker. El comandante salió de la sala, despidiéndose con un seco "buenas tardes".

- Sentarse – Dijo Balker, mientras se dirigía al atril.

- Muy bien, escucharon al Capitán Calderón, ojos abiertos, en pocos días vamos a estar llegando a Zimbwana. Los buques van a permanecer fondeados en proximidades del puerto de Batumi, mientras nosotros operamos desde la base de Kobuletti.

Desde el costado de la sala, se escucharon unos murmullos. Balker siguió hablando.

- Esta base tiene a dos escuadrones de F-86 de Zimbwana. El gobierno local acaba de comprometerse con McDonell Douglas en la compra de 30 aviones A-4E, por eso fue que los americanos insistieron tanto con que viniéramos e este país.

Los murmullos laterales se estaban haciendo molestos

- ¿Qué pasa? ¿Sepe, Goye? Digan que les pasa.

- Nada jefe. – respondió Goye.

- Nada no. ¿Qué pasa?

- ehhh. ¿La base se llama Kobuleti?.

- Si, Kobuleti. ¿no fui claro?.

- Clarísimo señor. Solo que me pareció coincidencia que en Albania estuvimos en dos lugares que se llamaban igual. Batumi y Kobuleti.
Todos miraron hacia el piso, escondiendo la sonrisa. Balker se paró serio en el atril y se dirigió a los dos guardiamarinas.

- En el mundo hay muchos nombres que se repiten, ustedes recién llegan al GAEV, pero en todos los países del mundo, siempre, hay un Batumi, un Kobuleti o un Gudauta. ¿dudas?

- Ninguna duda señor – respondieron ambos al unísono.

- Listo señores, los turnos de vuelo en Kobuleti ya están en operaciones, los líderes de sección tomen conocimiento y empiecen a preparar las tareas. Al trabajo.

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Uno a uno los A-4 fueron despegando desde los dos portaviones. Los cazadores desde el Independencia, los ataquistas desde el 25 de Mayo. El vuelo sería corto, apenas 30 minutos desde la catapulta hasta la aproximación a Kobuleti.

El despegue fue por antigüedad. Balker, Castor, Baco, Alma, Charrúa decolaron entre los primeros, los últimos fueron Hacha, Sepe, Goye y Manri. Ambas escuadrillas se reunieron en sus puntos de control y, en formación, emprendieron el vuelo hacia Zimbwana.

La línea de costa se divisó a menos de los 15 minutos y en unos poco más, ya estaba la pista a la vista.

Los comandantes de escuadrillas ordenaron cerrar la formación y disminuir la altura. Ambas escuadrillas harían un par de pasadas sobre el personal zimbwanense, que se divisaba, formado en la plataforma.

Los cazadores pasaron primero, muy bajo y sobre la pista, separándose en dos grupos, rompiendo a izquierda y derecha. Ataque entró por la cabecera opuesta, metiéndose entre los dos grupos de caza, que se alejaban hacia los laterales. Al llegar al centro de la pista picaron, ganando altura rápidamente. Luego de eso, Balker contactó a la torre, que empezó a ordenar a todos los aviones, para el aterrizaje.

En secciones fueron tocando pista y dirigiéndose hacia la plataforma.  La detención fue perfecta, todos alineados. Parecía un festival aéreo bien organizado. A medida que los motores se fueron apagando, los pilotos empezaron a bajar de sus aviones. Las dotaciones de tierra habían llegado unas horas antes con todo el equipo necesario para las próximas dos semanas. Toda la munición debería empezar a descargarse en el puerto de Batumi esa misma tarde.

Cuando todos los pilotos estuvieron en tierra, Balker los formó. Del otro lado de la plataforma, un grupo de entre 30 y 40 personas, vestidos con overoles de vuelo, se dirigieron hacia ellos.
Delante del grupo de locales iba un hombre de baja estatura, fornido. Balker y él se saludaron y se dieron la mano. Ambos grupos de pilotos rompieron filas y empezaron a saludarse entre sí. En menos de 5 minutos, los zimbwanenses estaban subidos a las cabinas de los A-4, preguntando por procedimientos de puesta en marcha, secuencias de emergencias y otras cosas de pilotos.

El jefe de los pilotos locales, Teniente Coronel Harari, organizó los grupos y los dirigió hacia los camarotes. Todos se instalaron y se cambiaron para la primera reunión.

Harari dio la bienvenida formal a todos. Durante las siguientes dos semanas se volaría un mínimo de 2 veces diarias, una por la mañana y otra por la tarde. Por supuesto, cada vuelo tendría su briefing y debriefing. La tarea, básicamente, era convertirse en instructores de los pilotos zimbwanenses, ya que el país había manifestado interés en adquirir esas aeronaves en el futuro cercano.
Los pilotos zimbwanenses dieron una muy buena primera impresión. Luego de la reunión, llevaron a los pilotos argentinos a ver los F-86. Algunos pilotos del GAEV habían volado los F-86 de la Fuerza Aérea, en algún intercambio de pilotos, pero solo los mas antiguos. Para los nuevos pilotos era una experiencia nueva. La cabina era un poco mas básica, acusaba los años que tenían esas aeronaves.

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El primer vuelo le tocó a Alma y Pepper, con dos pilotos locales. Después del prevuelo, despegaron y se encontraron en el sector de adiestramiento.

Todos los aviones iban equipados con un invento del Taller Aeronaval Central. Un AIM-9B sin motor y sin cabeza de combate. Simplemente al alimentarlo, daba tono de lock al piloto y lo transmitía por la radio, para que el avión blanco también lo captara y supiera cuando lo habían enganchado.

Los dos A-4 iban en formación cuando divisaron a los dos F-86, volando alto. Fueron al encuentro. Los dos aviones zimbwanenses divisaron a los A-4 y se separaron.

- Pepper se separaron. Vamos por el primero, mantené contacto visual con el segundo. Andá cantándome por donde viene.

- Error de novato – dijo Pepper – vamos a buscarlo.

Alma y Pepper pusieron proa hacia el primer F-86, que los encaró. Se pasaron a no mas de 50 metros, en direcciones opuestas. El zimbwanense empezó un giro hacia la derecha de los argentinos. Alma empezó a encerrarlo, tratando de agarrarlo en un solo círculo. Pepper venía pegado a Alma, revoleando la cabeza para todos lados, buscando al otro F-86. Lo encontró arriba y se lo cantó a Alma.

Alma activó el Sidewinder y escuchó el tono. El piloto zimbwanense debía estar escuchando lo mismo y empezando a ponerse nervioso. Pero se sacudía hacia uno y otro lado, evitando que el misil pudiera engancharlo. Al cabo de unos segundos, Alma obtuvo el tono de lock y lo despachó por radio. El piloto zimbwananse cortó potencia y bajó, tal como estaba acordado.

- ¿Pepper, donde está el otro?

- A tus once, arriba de las nubes, está picando hacia acá.

- Lo veo, este es tuyo, Pepper.

Pepper alimentó el motor y pasó al frente. Alma lo dejó pasar y se pegó a sus cinco, cuidándole las espaldas.

Esta vez el F-86 venía con ventaja. Venía bajando mientras los A-4 venían subiendo. Se encontraron en pocos segundos y empezaron a maniobrar para tratar de ponerse en la cola del otro. El F-86 giraba cerrado, muy cerrado. A Pepper y Alma les costaba seguirlo. Se trenzaron en un círculo cerrado y el F-86 cometió el primer error. Trató de romper el contacto hacia arriba.

Ambos A-4 empezaron a ascender junto con el F-86, que fue el primero en quedarse sin potencia y verse obligado a nivelar. Los A-4 lo agarraron en el descanso y lo despacharon en menos de 10 segundos.

Primer vuelo, el GAEV se había anotado dos porotos.

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Los ataquistas habían empezado el primer día un poco mas temprano que los cazadores. El polígono de Kobuleti se ubicaba a unos 15 minutos de vuelo. Tigre y Charrúa empezaron con cohetes sobre blancos fijos en la primera pasada y sobre blancos móviles en la segunda pasada. Los F-86 contaban con menos cohetes que los A-4, por lo que sus pasadas eran más cortas.

Atrás vinieron Castor y Baco con bombas. En pocos minutos demostraron como la computadora de tiro asistía en la puntería, colocando todas las bombas dentro del círculo de 35 metros de diámetro.

En último lugar, Hacha y Cóndor hicieron dos pasadas con bombas retardadas, sobre una línea de tropas simulada.

Los Zimbwanenses acompañaron cada pasada en sus F-86, escuchando las conversaciones de radio y aprendiendo las medidas de coordinación. En el observatorio del polígono, una nutrida comisión de generales observaba el desempeño de los modernos A-4, en las experimentadas manos de los pilotos argentinos.

Los debriefing fueron exhaustivos. En la sala de ataque, las fotos de los impactos en el blanco se usaron para explicarle a los zimbwanenses como corregir el fuego. En la sala contigusa, Alma y Pepper le explicaban al resto porque no debían separarse.

- Nunca abandone a su líder o a su numeral – le dijo Alma - ese error fue el que les costó este combate a los dos. El líder ataca y el numeral cubre y vigila.

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Las dos semanas de instrucción con los pilotos zimbwanenses habían pasado rápido, como pasa todo lo que se disfruta. La camaradería con los pilotos locales era muy buena. A pesar de volar vetustos F-86, eran pilotos profesionales y con mentalidad guerrera. Buena gente. Desde el primer día los zimbwanenses se habían esforzado por hacer sentir cómodos a los pilotos del GAEV.

Los alojamientos en la base estaban impecables, la atención era amable y cordial. Los vuelos eran brutales. Los locales querían demostrar a "los héroes de Albania y Laponia" que eran dignos alumnos. Alma ya había detectado a dos pilotos en particular que volaban el avión como si fuera parte de su cuerpo.

El grupo de pilotos era liderado por un Teniente Coronel de baja estatura, de apellido Harari. Su carrera se remontaba al final de la Segunda Guerra, donde había aprendido algunos secretos de pilotos de Spitfire y Hurricane. Si bien estaba habilitado en los F-86 de sus escuadrillas, no había volado por un tiempo. Prefería dejar las horas de vuelo que tenía disponibles para que se formaran sus pilotos más jóvenes. Su pasta de buen líder se veía fácilmente.

El último vuelo había terminado hacía mas de tres horas. Pepper y Goye lograron "derribar" en el ejercicio a los dos pilotos zimbwanenses, pero les había costado bastante. En un rincón del quincho de la base, los cuatro todavía discutían lo que habían hecho bien y mal.

Baco y Hacha estaban mirando la forma rara en que hacían la carne a la parrilla. Un tambor de 200 litros se colocaba sobre el asador, envolviéndolo mientras se prendía un fuego alrededor. Baco apostaba que la carne iba a salir quemada y Hacha decía que estaba equivocado. La carne iba a salir requemada.

Balker y Baco charlaban con Harari. Los locales habían quedado maravillados con los A-4. Uno de ellos llegó a preguntarle a Charrúa cuanto quería por prestárselo media hora. Charru se rio. El negro no.

La música estaba fuerte, todos festejaban en voz alta. En un rincón, Castor hablaba con el jefe de operaciones del escuadrón de F-86 zimbwanenses.

Del otro lado, Cóndor y Tucán bailaban con dos mujeres. Pepper, sentado en una de las sillas, miraba el candado que protegía el bar, preguntándose cuán difícil sería abrirlo. Balker había sido claro, nada de alcohol. Al terminar el almuerzo, había que volver al portaviones. 

La primera explosión fue lejos, todos dejaron de hacer lo que estaban haciendo, pero nadie se sobresaltó. Muchas cosas podrían haber sucedido. La segunda explosión fue más cerca y todos se levantaron. Al salir, vieron varias aeronaves que parecían T-84 que estaban descargando bombas en varios sectores de la base.

El teniente coronel Harari, que estaba al lado de Castor le hizo saber en perfecto inglés británico que eran aviones de Rodhita. El negro empezó a gritar directivas como si estuviera poseído. Sus pilotos salieron corriendo hacia los hangares, para subirse a sus F-86 y repeler la amenaza. Tan rápido como había empezado, las explosiones terminaron.

Balker llamó a los líderes de las escuadrillas y les dio una orden tajante.

- Nos vamos de acá, esta no es nuestra guerra. Castor, salimos en formaciones cerradas de 4 aviones cada una. Los aviones quedaron con cañones cargados, pero los planos están limpios.

Castor agarró a los que tenía cerca y empezó a organizarlos en grupos.

Todos corrían hacia los hangares, solo restaba cambiarse, encender y decolar.

Cuando todos supieron lo que había que hacer, no quedó nadie.

El hangar era un frenesí de actividad. Los F-86 zimbwanenses ya estaban despegando y el personal de tierra estaba preparando los grupos de puesta en marcha de los A-4.
Harari lo encaró a Balker y le dijo:

- Que bien nos vendrían esos A-4 en este problema.

- Sabés que no podemos meternos en esto. Realmente no me gusta tener que salir así. Espero que aprovechen el adiestramiento que les dimos. Apliquen lo que les enseñamos estos días y no se preocupen.

A Balker no le gustó despedirse así de esta buena gente, pero no había mucha alternativa
Baco apareció ya cambiado de overall.

- Jefe!!. Conseguí que el personal de Harari nos cargue unos sidewinder a cada avión, por las dudas. En realidad son los nuestros que figuraban como consumidos y se los íbamos a dejar. Todos salimos con dos misiles y cañones al completo.

- Bien Baco!!! – dijo Balker, mientras se acercaba un poco mas y bajaba la voz – Escucháme, deciles que a los aviones de ataque les carguen algo, lo que puedan.

Baco miró para uno y otro lado, mientras pensaba.

- Les estábamos dejando 60 coheteras al completo. Podemos cargar 4 coheteras por avión.

- Perfecto, no quiero tener sorpresas.

Todos corrían, cargando los bolsos en el compartimiento de carga. Cuando Balker pasó al lado del avión de Pepper le pareció escuchar ruido de vidrio chocando, pero prefirió no preguntar.

Todos los pilotos estaban listos a subir. Balker los reunió en plataforma. Una hora antes, todos estaban festejando, ahora, todas las caras estaban serias, compenetradas con la tarea.

Un cabo zimbwanense apareció corriendo y le preguntó a Hacha por el Capitán Balker. Hacha lo señaló y el joven cabo corrió como si la vida le fuera en ello.

- Señor. El Teniente Coronel Harari necesita hablar con usted en la comandancia. Me dijo que es urgente y muy importante. Tiene un mensaje de su fuerza de tareas.
Balker miró a su alrededor, todos estaban haciendo algo. Entre todo el movimiento, vió a Cóndor.

-Cóndor, me voy a ver a Harari. Si alguien me busca, estoy en el edificio de la comandancia.

Balker salió al trote, con todo el equipo ya colocado. El cabo corría como si tuviese todo el aire del mundo. Al llegar al edificio, le fueron señalando el camino hasta que entró a la sala de radio. Harari estaba mirando una carta topográfica. De reojo Balker vio que al menos otras tres bases habían sido atacadas.

-Balker, tengo un mensaje de tu comandante, el Capitán Calderón.
Inmediatamente le pasó una tabla con unos papeles agarrados por un clip en la parte superior. Balker leyó el mensaje, las palabras estaban claramente escritas, pero el significado era confuso, no podía ser cierto.

- Balker, nosotros lamentamos esto.

Harari había recibido este mensaje apenas unos minutos antes que Balker, pero todavía estaba agobiado por el contenido. Balker puso una mano en el hombro de Harari.

- Esto no tu culpa, amigo.

Balker salió corriendo, la cabeza le corría a miles de kilómetros por hora. Al llegar al hangar lo buscó a Castor y le contó el contenido del mensaje.

- ¡Reunirse todos en este lugar!. Gritó Balker

Todos se acercaron al paso largo. Balker los miró a todos y antes de empezar a hablar miró la hora. Hacía menos de una hora estaban comiendo y festejando.

Estaba por decirle a sus hombres que estaban por entrar en combate.

- Señores, dos bombarderos de Rodhita averiaron al "Minas Gerais". No tengo todos los detalles. Es todo lo que puedo decirles ahora.

Sin más palabras, le dio el lugar a Castor.

- El portaviones brasilero fue atacado y está seriamente averiado. No sabemos en qué condiciones está su grupo aéreo. Solo sabemos que la "Niteroi" logró averiar a dos bombarderos que iban en otra dirección y que la FT se está alejando de la zona a la máxima velocidad posible.

Castor hizo una pausa, para tomar aire y aclarar los pensamientos.

- Nuestra Fuerza de Tareas acaba de recibir el aviso que dos bombarderos pesados acaban de despegar de la base de Kraznodar, con dos escoltas cada uno y que un grupo de al menos seis torpederas está ausente de la base naval de Novorossysk. Ataque, a esas torpederas, las quiero en el fondo antes de la noche. Caza, quiero ver esos dos bombarderos pintados en las cabinas de alguien, a los escoltas también, pero la prioridad son los bombarderos. En minutos van a tener el briefing disponible, con toda la información. ¿Alguien tiene alguna duda?

Nadie respondió. Castor dio un paso al frente y puso cara de malo.

- ¿alguien tiene alguna duda?

- Ninguna duda señor!!.

Castor se dio vuelta y le hizo un gesto afirmativo a Balker.

- Señores, nadie ingresa en espacio aéreo de Rodhita. Debe quedar absolutamente claro que nuestra actitud es defensiva. Recuerden que la frontera está toda cubierta por baterías SAM que llegan hasta las 12 millas de la costa. Verifiquen sus aeronaves y en cinco minutos los quiero a todos en aquella sala de prevuelo.

Baco se dio vuelta y empezó a tratar de recordar cuanto armamento le estaban dejando a los zimbwanenses. Algo había que recuperar.

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Los pilotos del GAEV se volvieron a reunir en la sala del prevuelo del "25 de Mayo". De un lado de la sala estaban los cazadores, del otro los ataquistas.

En la pizarra posterior alguien había colocado fotos del "Minas Gerais" y del "Pará". Ambos buques estaban a flote de milagro. La gente de Control de Averías de ambos buques había logrado apagar los incendios y sellar las entradas de agua. Sin embargo, ninguno de esos buques iba a volver al servicio en el futuro cercano.

En Brasil la gente pedía sangre. Hasta el momento 65 personas habían perdido la vida y 200 estaban en proceso de ser rescatadas de las entrañas de ambos barcos.

La orden que recibió el Contraalmirante Pérez desde el Centro de Comando Combinado de Buenos Aires fue alejarse de la costa y esperar nuevas órdenes. Bajo la protección de los dos portaviones argentinos, el Minas Gerais y la Pará fueron remolcadas hasta ubicarse a mas de 200 millas de la costa. De esta forma, cualquier intento de ataque aéreo sería descubierto con mucha anticipación.

Desde hacía cuatro días todos los pilotos, cazadores y ataquistas, estaban volando Patrullas Aéreas de Combate en forma permanente.  El cansancio era evidente, pues toda esta situación se había sumado a los 15 días de vuelos intensivos dando instrucción a los pilotos zimbwanenses.

De repente, en la sala se hizo silencia. Balker, Castor y Arteaga entraron y sin pompa ni saludos se dirigieron al frente de la sala.

Balker saludó a todos y se paró al frente, mientras Arteaga preparaba documentos y diapositivas.

- Buenas tardes, señores. Sé que todos están cansados. Hubo una serie acontecimientos y el Capitán Arteaga nos va a poner al día.

- Buenas tardes – Saludó Arteaga. La luz se apagó y se proyectó una nueva foto del Minas Gerais.



- El miércoles pasado, alrededor de las 1230 hs. Un par de bombarderos de Rodhita se infiltraron en nuestras defensas. Los bombarderos se acercaron utilizando una aerovía comercial, sin levantar sospechas. Al pasar cerca de la flota se desviaron y descargaron no menos de 12 bombas sobre el "Minas Gerais" y 6 sobre la "Pará". En el proceso, la "Niteroi" logró asestarle varios disparos a uno de los bombarderos y tuvo que escapar antes de poder soltar sus bombas sobre nosotros.

Arteaga hizo una pausa y tomó un poco de agua.

- La segunda ola de bombardeos, la que fue interceptada por Tucán y Alma – Arteaga desvió su atención de los papeles, buscando a los dos pilotos entre los presentes – no estaba planeada. Recuperamos a los seis pilotos de los bombarderos, después que se eyectaron. Uno de ellos habló hasta por los codos y pudimos verificarlo, con lo poco que contaron los otros.

Otra pausa de Arteaga, esta vez para buscar otro documento.

- Estaban tan seguros de que la flota iba a estar indefensa, que enviaron a los dos bombarderos sin escoltas.

- Por otro lado, tenemos las torpederas. De las seis, solo dos fueron hundidas, pero las cuatro restantes quedaron tan averiadas que no pudieron acercarse para lanzar los torpedos. Pudimos confirmar que tanto Castor como Cóndor hundieron esas dos. Solo dos de las restantes pudieron volver a puerto, las otras dos fueron hundidas por sus capitanes.

Balker, sentado en primera fila hizo una pregunta.

- ¿alguno de los pilotos capturados dijo porque nos atacaron?

- Si. La propaganda del gobierno de Rodhita dice que nuestros aviones, acompañados por aviones de Zimbwana atacaron dos bases del ejercito de Rodhita en la frontera sur del país. Estuve viendo fotos aéreas de esas bases, están destruidas por fuego, pero no hay señales de explosiones de bombas o algo parecido. Además de eso, estoy convencido que estas bases fueron destruidas después del ataque a la Fuerza de Tareas.

- ¿Podemos probar eso? – preguntó Castor.

- No sin estar físicamente en el lugar. Personalmente creo que esto fue una maniobra para lograr dos cosas. Primero, el gobierno de Samuel Bhuza se enfrenta a un creciente descontento social y tal vez hayan buscado en esto un factor aglutinante en la población. Segundo, Rodhita necesita con urgencia detonar los acuerdos petroleros que Zimbwana firmó con las empresas petroleras. Desde que eso pasó, todos los pozos de Rodhita dejaron de extraer, porque las empresas se retiraron. El petróleo era el único ingreso real de dinero del país. Sin eso, el país va a implosionar indefectiblemente, no inmediatamente, pero sí eventualmente.

Balker se paró y Arteaga le cedió el lugar, sentándose en uno de los lugares libres del frente.

- Las órdenes son mantenerse en el lugar. Por lo pronto los dos buques averiados no están en condiciones de realizar el cruce de regreso a casa. Hoy a la noche zarpan desde Puerto Belgrano dos transportes con abastecimientos para la FT. Vamos a recibir combustible, comida y sobre todo munición. No creo que nos vayamos a ir a casa pronto.

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Después de la reunión, varios de los pilotos estaban tomando aire en el exterior de la cubierta de operaciones aéreas, dos cubiertas sobre la cubierta principal.

- Otra vez en el kilombo – Dijo Hacha.

- Si, esto de estar en combate dos veces por año se me está haciendo costumbre – Dijo Baco, mirando el horizonte.

- Este año ya es la tercera – dijo Goye, también con la mirada perdida.

Dos A-4 en catapulta, estaban listos para despegar, para relevar a los dos que estaban en patrulla en ese momento. El ruido de los motores acelerando, sacó a todos de sus pensamientos. Los dos aviones despegaron, ascendieron y se perdieron en las nubes, que ese día estaban mas bajas que de costumbre.

- ¿Quiénes está en CAP ahora? – preguntó Baco.

- La lista de guardia dice que Sepe y Manri deberían estar por bajar.  Recién salieron Cóndor y Pepper.

Quince minutos después, Manri y Sepe enganchaban y llevaban los aviones al sector de proa, a estribor de la catapulta. El personal de tierra empezó a colocar el avión en condición de estiba, para llevarlo al hangar.

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#9

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La sala de prevuelo estaba llena una vez mas. Solo faltaban Goye y Hacha, que había salido de CAP apenas media hora antes. Tucán y Castor, que estaban recién llegados de su turno de CAP, todavía estaban completamente vestidos de vuelo.

Balker llamó al silencio y empezó a hablar.

- Señores, lo que vamos a hablar en esta reunión no puede ser divulgado en el correo o en comunicaciones con las familias. ¿alguien tiene alguna duda?

Nadie dijo nada.

- Nuestro gobierno y el de Brasil acordaron con los Estados Unidos que nosotros vamos a ser el esfuerzo principal en la asistencia para que Zimbwana recupere el control de su territorio y que los pozos petroleros vuelvan a producir. Cualquier medida que tomemos para lograr ese objetivo va a ser apoyada por Estados Unidos y la OTAN.

Todos se miraron aliviados. Llevaban 4 dìas esperando escuchar esta noticia.

- Durante las próximas semanas, el esfuerzo principal va a estar centrado en combatir contra las fuerzas de Rodhita que se encuentran en el territorio de Zimbwana, hasta obligarlos a regresar a su país.

Tigre le hizo un gesto a Balker y este le cediò la palabra.

- Estamos a más de 200 millas de la costa. Para poder entrar a Zimbwana, operar y regresar, vamos a tener que usar la mitad de la capacidad de carga de las aeronaves, solo para el combustible.

Balker asintió en silencio y señaló la pantalla de tela blanca.

BRIEFING

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#11
El Teniente de Navío Juarez observó la dársena de Novorossisk. Estaba escondido con su patrulla, medio enterrado en un pozo debajo de un arbusto. Llevaban 8 horas en esa posición y en unas pocas deberían buscar una nueva.

El Cabo Principal Agosti le señaló el movimiento de remolcadores, cerca del amarradero de los destructores.

- ¿vos pensás que van a salir?.

- Claro jefe, sino, para que iban a mandar los remolcadores a esta hora. Apenas son las cuatro de la mañana.

Juarez miró los remolcadores, dos iban derecho a la zona donde estaban amarrados los cuatro destructores. Lo iban a mover o peor, a sacar del puerto. Si ese destructor salía del puerto podía detectar a la flota en media hora.

- Godoy. Vení. ¿ves ese carguero que está fonfeado en el antepuerto?

Godoy miró a su jefe con asombro.

- Jefe, ese carguero mide, por lo menos, 120 metros de eslora. ¿Cómo no lo voy a ver?

- Bueno, mirálo bien, porque tenemos una hora para meterle una carga en la pala de timón y otra en la cadena del ancla.

Godoy empezó a sacar cuanta mentales, tenía media hora de nado hasta el buque y necesitaba cinco minutos para colocar la carga e iniciarla. Tenía que salir ya.

- Jefe, no hay problema. Me lo llevo a Agosti conmigo.

- Vayan y mas vale que vuelvan.

Juarez y Agosti se acercaron a la orilla de la bahía y se metieron en el agua. A esa hora la única forma de verlos era apuntándoles con una luz directo. De todas formas, realizaron inmersiones cortas de 8 a 10 minutos y salían a superficie a verificar el rumbo, corregir y volver a bucear.

Llegaron al buque en menos de media hora. La primera carga, en la cadena del ancla era una carga chica, diseñada para cortar el grillete. La dejaron lista en tres minutos. Godoy se aseguró de que la antena del receptor quedara fuera del agua. La segunda carga, en la pala del timón, era una carga grande, diseñada para desencajar la pieza de sus cojinetes.
50 minutos después, ambos hombres estaban en la orilla de nuevo.

Uno de los destructores estaba empezando a moverse del muelle. En esa dársena, con semejante capacidad de maniobra, podía estar liberado en media hora, tal vez menos.

- Cortáles el ancla – Dijo Juarez, mirando por sus binoculares.

No hubo ningún ruido. Nadie gritó, nadie dio la voz de alarma. Todo había salido perfecto.

A bordo del carguero, el oficial de guardia del puente sintió una pequeña vibración inusual. Tardó mas de cinco minutos en notar el movimiento. Habían perdido el fondeo.

En cubierta, empezaron a aparecer marineros. Nadie entendía que había pasado, pero el barco estaba moviéndose lentamente hacia la entrada de la dársena. La marea creciente los iba a meter dentro del puerto militar si no hacían nada.

Los  motores del transporte subieron sus revoluciones y la hélice comenzó a girar. Muy lentamente, el barco empezó a recobrar gobierno y a salir de la boca de la dársena.
Juarez miraba con atención, anticipando las maniobras del oficial de guardia. En su cabeza había armado la secuencia de órdenes que se iban a dar en el puente. Fue verificando mentalmente y cuando el buque empezó a caer sobre su banda de estribor, bajó los binoculares y miró a Godoy.

- Dale, ahora.

Esta explosión sí se escuchó. No hubo fogonazo, pero el ruido de metal retorcido era evidente.

- ¿Cuánto le pusiste? – dijo Juarez.

Godoy miró su bolsa de equipo y calculó mentalmente durante unos segundos.

- Todo jefe.

El barco dejó de moverse controladamente, se había desencajado la pala del timón, con el motor a mas de media marcha. La sorpresa de la explosión dejó a todos aturdidos por unos segundos, lo suficiente para que la caída del buque ya fuera inevitable. La proa se apoyó contra el malecón oeste de la dársena y se detuvo, perfectamente atravesado en la entrada del puerto militar.

- De ahí no sale nadie. – dijo Juárez para sí. - preparen el equipo, vamos a cambiar de posición antes que salga el sol.

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#13

Recorte de The Rodhita Gazette, traducido por personal de la División Inteligencia

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La voz se había corrido rápido. El gobierno de Rodhita estaba acusando a la FT 121 de haber atacado un campamento lleno de niños enfermos. De inmediato, la gente de inteligencia prohibió la salida de correo de toda la Fuerza de Tareas.

La reunión diaria de pilotos estaba por empezar. Arteaga entró a la sala, saludó y empezó a hablar en forma casi inmediata.

- Sres. No se crean lo que dicen las noticias que vienen desde el enemigo. Tenemos información de primera mano de inteligencia de Zimbwana que en esos campos solo había combatientes, munición, explosivos y combustible. Estas fotos muestran el estado en que quedó el campo que ustedes atacaron hace un par de días.


Foto panorámica del estado final de la base


Mosaico de fotos tomadas por la patrulla del TN Juárez.

- Como pueden ver, de los ocho depósitos de munición que había en la base, seis fueron destruídos. Desgraciadamente, los depósitos de combustibles quedaron intactos, pero los camiones de transporte de combustible fueron severamente dañados. La misión fue todo un éxito.

Un cuchicheo de bajo nivel se dio en la sala de pilotos. Castor, sentado en primera fila, llamó al silencio.

Arteaga continuó con su briefing.

- La misión, repito, fue un éxito. Las tres bases fueron inutilizadas lo suficiente como para que las tropas de Rodhita estén aisladas. Sin embargo, nos quedan dos problemas por resolver, antes de poder pasar a la ofensiva. Primero, todavía hay seis destructores que tenemos que ubicar y destruir. Esas naves nos pueden complicar la maniobra sensiblemente. Segundo, la capacidad de la fuerza aérea de Rodhita de realizar reabastecimiento mediante carga lanzada, de las fuerzas al sur de las montañas.

Arteaga hizo una pausa, Balker se paró y tomó la palabra.

- Señores, la próxima misión va a venir por alguno de estos dos lados. Hasta el momento, no sabemos donde están los destructores o cuando van a empezar los aviones de Rodhita a reabastecer a sus fuerzas en Zimbwana.

Arteaga retomó la charla en cuanto Balker se sentó.

- En este momento, tenemos tres patrullas de buzos tácticos tratando de ubicar a esos destructores. Además de eso, dos patrullas de comandos anfibios se encuentran observando las bases de la fuerza aérea que tienen aviones de transporte. En cuanto sepamos algo con certeza, vamos a pasar a la acción.